Sábado 1 de marzo. El tiempo está jodido. Todas las páginas consultadas dan lluvia toda la mañana, algo menos fuerte entre las 8 y las 10 am. Debo correr 1h20' a buen ritmo (5'40"/km).
Me levanto poco antes de las 9 y me asomo a la ventana para descubrir que la predicción se cumple. Hay una leve llovizna y todo está mojado. Me debato entre usar o no chubasquero (recuerdo el dicho de que uno se moja más por dentro que por fuera) y cuando finalmente decido que me lo pondré, son las 10 de la mañana y como era de esperar ahora es lluvia lo que cae.
Sin ninguna pereza, con la capucha bien amarrada, pantalones cortos y dos capas mas el chubasquero, y mis Glycerin viejas, hago unos ejercicios de movilidad (los de siempre) y me lanzo a la calle. Llueve pero llevo buen rollo. Lo mismo hasta me empieza a gustar empaparme.
No llevo el Runtastic; total, no iba a leer el trayecto si lo meto bajo el chubasquero!. No llevo música por tanto. Tampoco llevo el Suunto puesto; se me ha jodido la correa y aunque he comprado un repuesto por Amazon (16 euritos pero sin portes por el Prime) no llegará hasta el día 5. Me he metido el reloj sin correa en un bolsillo y lo sacaré de vez en cuando para ver el progreso.
Tiro por la Avenida de La Dehesa hacia el Polideportivo, salgo a la vía de servicio de la A6 en dirección al puente peatonal junto a La Berzosilla. Cruzo este puente y pienso cómo sería que se rompiera un día de estos y me pillara en medio. Tengo que tomar un video de este paso, sobrecoge!.
Al bajar a la Colonia decido llegar hasta el extremo norte (tras la Casa Verde) pero no bajar hasta la carretera de Galapagar, sino volverme hacia el Club Social sin perder demasiada altura que me haga luego tener que escalar en la vuelta al Pueblo. Aun así, el desnivel por las avenidas de Pradogrande y Torrelodones se me hace duro.
Ya en la vía de servicio bajando al Pueblo miro el reloj. Llevo sólo 40 minutos de recorrido; es decir, me quedan otros 40. Por un lado jode la noticia, pero por otro estimo que llevo un buen ritmo y eso me anima.
Callejeo por todas partes. Voy estirando el trazado urbano del pueblo para sacar ese tiempo que necesito y cumplir. Miro un par de veces más el reloj y llegados al objetivo cierro el entreno estando ya cerca de casa. Me queda trotar unos 500 m para volver a reposo. Finalizo con una progresión; me empieza a gustar hacer esto para cerrar.
Estiro. Me pega otro latigazo en la espalda que me hace pensar que los fisios no arreglan nada en una sola sesión y que tal vez debiera parar una semana para recuperarme del dolor. Lo descarto. Después de ducharme toca pastillazo: me calzo un Ibuprofeno de 400 para la espalda y dos tabletas de sulfato de condritilamina con las que arranco los tres meses que deberé tomarlas para mi artritis crónica de la rodilla izquierda. En definitiva, esto de hacer deporte no es tan sano como lo pintamos.
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