lunes, 10 de febrero de 2014

Se me acumulan los kilómetros sin meter en la bitácora!

No ha estado nada mal la semana.

Por empezar por el final, decir que esto lo escribo desde la calma que proporciona saber que he cumplido conmigo mismo, con mis compromisos, y que lo he hecho disfrutando del viaje. No me duelen especialmente músculo, ligamento o articulación de las piernas, y me siento (con el recuerdo de otros tiempos más plenos en lo físico) fuerte y capaz de llevar esta aventura hasta el final.

Jueves sopero

El jueves hizo un día jodidamente lluvioso en Torrelodones. No hubo posibilidad de encontrar una ventana para evitar el baño. Por ello me decidí a utilizar de nuevo mis Glycerin anteriores dándoles más vida. Salí a eso de las 13:00 con el plan de hacer 20' de carrera continua y cuatro repeticiones de 4' fuertes y 2' suaves para terminar con 10' de carera continua.

Buen entrenamiento, utilizando mi circuito de un kilómetro para las repeticiones (los vecinos de la zona ya me invitan a pasar y descansar charlando en su porche). Los cuatro minutos me dieron para 850 metros y los dos minutos para 200 más. Creo que fueron una buena base para el entrenamiento de hoy domingo.

Al regresar toda la ropa a la lavadora y las zapas al radiador.

Actor de reparto, el viernes

El jueves tarde recibo un correo para avisar que nos esperan el viernes a las 3 en el Jose María Cagigal para rodar un spot sobre los planes de entrenamiento. Inicialmente no lo consideré, pero como Esther me pidió que la recogiera por la tarde en Madrid, me decidí a pasar por el rodaje.

A eso de las 15:30 llegó Chema Martínez. Ni Felix no el resto del equipo habitual estaban allá. Y de los doscientos que podemos estar enrolados en los planes, sólo estábamos unos 25, todos con nuestras camisetas azulonas del grupo.

La tarde ventosa y gris, algo fría. Yo había supuesto que sería cuestión de correr un poco por delante de las cámaras y en media hora plegar. Me equivoqué. Allá que estuvimos repetición tras repetición en seis o siete localizaciones de la Casa de Campo, algunas de ellas junto al Lago. Dos cámaras se centraban en tomas detalles y los que allí estábamos en cumplir formalmente sus indicaciones. Gracias a las gente, que tiene una alegría y una voluntad digna de elogio, lo pasamos realmente muy bien.

Y como a lo tonto nos habían salido 50 o 60' de carrera, me planteé no correr el día siguiente (el plan exigía 1 hora). Así que el sábado me lo tomé festivo, acompañando a mis queridos veteranos del club Industriales Las Rozas en su partido contra los Alicantinos (muchos de ellos Argentinos) del Wondervra (-vra por veteranos-rugby-alicante). Un partido realmente divertido (que poco nos dejaron jugar estos pumas mediterraneos) y un tercer tiempo - como siempre - para disfrutar de la amistad y la cerveza del Flanker. A eso de las 17 me piré a toda leche a cumplir con mi otra apuesta en el CoderDojo del Medialab Prado.

Volviendo al temita del viernes, espero que pronto se pueda vez el spot y que quede a la altura del esfuerzo que pusimos en rodarlo.

Los miles del Bosque

El domingo se esperaba húmedo y frío (por eso se adelantó la grabación al viernes) y no defraudó.

Esta vez si llegué a tiempo para la charla de Chema de nutrición, pero la muerte inesperada y trágica de un antiguo corredor con el que todo el equipo responsable tenían gran relación hizo que se cancela la teórica. En su lugar guardamos un minuto de silencio y tras ello Félix nos anunció que el plan para el día eran "los miles del bosque".

Las "cuestas del cerro Garabitas", los "miles del bosque", la tapia, ... son para los habituales del running en la Casa de Campo lugares comunes que transmiten un sólo información geográfica sino también emocional. En este caso, los "miles del bosque" implican satisfacción, felicidad, sacrificio que conduce a algo superior, recompensa.

El "bosque" de Casa Campo es una plataforma en la parte más elevada del parque donde puedes correr en un circuito de cuatro kilómetros entre pinos. Es un lugar con mucho encanto, es el Santuario del Corredor (palabras de Chema). No creo que olvide nunca el sitio, es de esos lugares que dejan huella en la memoria y al que siempre querrías volver a correr y sentir.

Por volver cronológicamente al día, tras hacer los ejercicios de movilidad articular con Inés en el Cagigal, salimos bajo una finísima lluvia cruzando el paso elevado sobre la M30 hacia el bosque.  Como he dicho el bosque es una plataforma en la zona alta de la Casa de Campo. La subida serán unos 4-5 kilómetros, que se hacen algo duros si te planteas llegar con el pelotón de cabeza donde están los piernas que se harán la maratón en menos de tres horas. Sea como sea, llegados arriba las sensaciones son magnificas: ves mucha gente con el aspecto de velocípedo corriendo por entre los árboles, por senderos entre la hierba y las agujas de los pinos, y hay un ambiente reconfortante.

Ya bajo una lluvia de cierta intensidad nos despojamos del material de abrigo. Félix nos anuncia el plan. Los del grupo tres tenemos que hacer seis repeticiones de un kilómetro en 4'30-5' con 1' de recuperación.

Por no enrollarme en esto, consigo hacer las primeras 4 repeticiones en 4' 45" y las dos últimas en 4'55". Es duro cumplir y exigirse ese último esfuerzo, especialmente en las últimas, pero la recompensa es grande. La satisfacción que se comparte con todos los que allí nos juntamos merecería mil veces el dolor puntual.

Hay felicidad en el camino de vuelta, cuesta abajo. Vamos empapados, con salpicaduras de barro hasta la nuca, pero con una alegría que se respira. Esto habría que repetirlo muchos días.

La siesta que me pego tras una copiosa comida me deja relajadísimo. El fin de semana me ha regalado además con un partidazo de la Copa del Rey de Baloncesto, que gana el Real Madrid en el último segundo. Sin duda se puede pedir más, pero con que este fin de semana se repitiera una vez al año al pagaría una fortuna.






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