lunes, 28 de abril de 2014

Crónica de la carrera

Despertador a las 5h50. Con una cierta pereza, bajo a la cocina para desayunar un plato decente de pasta con tomate, el zumo de dos naranjas y un café con hielo.

Preparación: me pongo la malla azul bajo el pantalón e correr, los nuevos Medilast de compresión que parecen sentarle mejor que los Compresport a mis gemelos, y las nuevas Brooks Glycerin 11. Me cubro los pezones con gasas y esparadrapo. Pongo el dorsal torpemente a la camiseta de la maratón y la visto. Meto en la bolsa del guardarropa una muda de camiseta y una térmica y unos calcetines. También unas chanclas. Meto también cosas que utilizaré en carrera: gorra, cinturón porta-móvil, gafas de sol, botellitas de Glucosport, bote y sobres de gel frío, ungüento calentador, sobres de polvos energéticos y de recuperación, el cinturón de botellitas que me ha prestado Eduardo sumando medio litro de Isostar energía sabor naranja. También otro medio litro de agua. Prepara todo me ha llevado veinticinco minutos más de lo esperado. Salgo con la moto de casa a las 7h55’, apurado por el retraso. A las 8h20’ estoy aparcando en Atocha. No me dejan acercarme más.

Tras ponerme la crema para calentar los músculos de las piernas tiro cuesta arriba por Alfonso XII para buscar el guardarropa en el Retiro. Noto algo de carga en el periostio, pero intento relajarme para evitar mal rollo que lo empeore. Al dejar la bolsa en el guardarropa decido no llevar el cinturón de botellitas; sólo beberé lo que me den en los puestos. Me olvido de coger las gafas y de ponerme crema hidratante abajo. 

Sobre las 8h45’ arranco desde el Paseo de Coches para, trotando lentamente en dirección a la Bolsa y el Paseo del Prado, calentar previo a la carrera. Cuando llego busco el cajón, que encuentro sin dificultad, y el globo de 4h30’. No lo veo. Veo uno azul que dice 5h15’ unos cuarenta metros delante, y otro verde que dice 2h15’ treinta detrás. Hay muchos globos todos juntos, en ramilletes, pero no se lee lo que indican. Algo contrariado decido ir a mi ritmo, inicialmente 6h30’ por kilómetro independientemente de los globos.

Dan la salida y no he podido estirar nada. Me jode haber perdido 25’ en casa. A las 9h07’ paso por el arco de control de inicio; pongo el Suunto en marcha y me coloco los auriculares para que Runtastic me vaya diciendo el ritmo. Al final no me he creado una lista de canciones para la prueba, y hago que suene Casablanca 69, una colección de música de los 70 que preparé para una fiesta de viejos y buenos amigos con mas de 60 temas.

Es una delicia correr por la Castellana a esta hora, rodeado de tanta gente. Hay muchísimo extranjero, tanto corriendo como animando, y mucho corredor de fuera de Madrid. Muchos llevan sus camisetas de club, sus camisetas solidarias o personalizadas con nombres o mensajes. Hay gente de todas las edades y muchos grupos de pocas unidades. Nadie a mi alrededor quiere pasarse de ritmo, los adelantamientos son muy suaves.

Runtastic me dice que he recorrido el primer kilómetro en 6’30”. Como lo he arrancado unos cien metros antes del arco, el tiempo andando no debería contar. Voy más rápido de mi objetivo. A los dos kilómetros me dice que el el ritmo es de 6’4”, lo que confirma que voy casi 30” más rápido sobre plan. Pero voy a gusto, ninguna molestia, cómodo; me dejo llevar a continuar en este ritmo pensando que tal vez lo que ahorre ahora pueda usarlo después. Llegamos a las cuatro nuevas torres al final de la Castellana y todo fluye.

Volvemos a Plaza de Castilla y allí hay gran cantidad de público animando, es fantástico. Torcemos por Bravo Murillo y Runtastic me dice que estoy bajando de 5’50”/km. Aunque hago por suavizar la marcha, el cuerpo me dice que va todo muy bien. Tomo líquido antes de Cuatro Caminos igual que hiciera antes a la subida por Plaza de Castilla. A sorbos, bebo unos 150 ml de cada botella sin aflojar mucho el ritmo. Disfruto al ver que no me entra flato.

Torcemos por Raimundo Fernandez Villaverde. Todo el mundo va fresco; hay mucha energía ‘contenida’ alrededor. Noto esa contención que en parte se me contagia para volver a mi ritmo de 6’ mientras cruzamos el paso elevado de Nuevos Ministerios y subimos a la plaza de la República Argentina. De ahí, descendemos hasta coger Lopez de Hoyos y cubrir el kilómetro 13. En el 14 le pido a las asistencias en patines un poco de vaselina para evitar rozamientos entre muslos. Al colocármela, sin dejar de correr, me da un pequeño tirón en los pectorales. Aunque preocupado por ello, pienso que desaparecerá - cosa que hace al cabo de un par de kilómetros.

Ascendemos por Serrano para buscar el puente de Ruben Darío sobre la Castellana. Ahí justo se separan los de la media maratón, los de la camiseta verde. Dos grandes lenguas de corredores se separan de muy buen humor, y los de la negra cruzamos para coger Almagro, Alonso Martínez y ascender por Santa Engracia. Sabiendo que suelo sufrir en esta distancia tomo un Glucosport justo antes de la hidratación en Iglesia. Pasamos el 18 y voy muy bien. Tengo en la mente que hasta Sol esperaba que fuera un paseo. Cruzamos Quevedo y bajamos San Bernardo para subir por Gran Vía. Noto un poco de dolor en el hombro derecho. Me jode recordar lo estúpido que fui permitiendo que la fisio me estrujara los trapecios el miércoles. Le dije que tuviera cuidado con mi hernia cervical, pero de nuevo compruebo que les es imposible no amasarte los hombros en cuanto les dejas hacer.

Llegamos a Sol por el empedrado de Preciados. El ambiente es magnífico y disfruto de esta entrada majestuosa bajo el arco del km.19. Cogemos por Mayor para ir hacia la Catedral. El cuadriceps izquierdo me da un aviso. Confío que no sea nada.

Pasamos por delante del Palacio Real, el Senado y enfilamos hacia Ferraz. La subida es muy sencilla y arriba nos esperan los plátanos. Tomo un par de deliciosas mitades y un poco de isotónico y agua. Aunque se pierde algo de tiempo en el proceso, me maravilla ver que lo hago sin complicaciones. Tengo pequeñas molestias por hombro y piernas, pero me alegro por completar la media maratón en poco más de 2h6’; estoy en el plan. 

Bajamos por Rosales para tomar la cuesta abajo de Pintor Moret. A las molestias previas, que se han agravado un poco en el cuadriceps, se suma un mal rollo en el gluteo derecho. No me gustan nada las bajadas pronunciadas, y la del Parque del Oeste que precede a la entrada a la Avenida de Valladolid me ha fastidiado más de la cuenta. Lo acuso durante todo el recorrido por la avenida y el Paseo de la Florida; voy buscando las líneas rectas, las sombras, molesto. Cuando salgo de la Glorieta de San Vicente me descubro una gran rampa abajo que precede a la entrada a la Casa de Campo. Al fondo están entregando geles de Powerbar. Debo coger dos, porque sé que voy escaso de estimulantes. Bajo malamente, el gluteo me está dañando psíquicamente. Sólo cojo un gel, tonto me acuso. 

Cuando entro en la Casa de Campo empiezo a notar que las plantas de ambos pies y muy especialmente la parte anterior del izquierdo van muy mal. Sin embargo aun puedo adelantar a otros corredores y ello me hace esperanzarme de poder continuar si me relajo bajando el ritmo. Sigo corriendo rodeando el Lago. Cada pequeño resalte de asfalto sin conservación de la carretera se me hace insoportable. Los dedos del pié derecho duelen, mucho. Paso el kilómetro 28 y los soleos y tendones de Aquiles, repentinamente se suman a un coro de dolores musculares en ambas piernas. Aguanto bajando mucho el ritmo pero estoy muy mal. Un corredor a mi lado - Jaime dice su camiseta - se para y le dice a los que le animan que se le ha subido un gemelo y que se ha terminado. No sé porque pero yo también me paro. Acabamos de pasar el cartel del 29 y me acerco torpe a un árbol para estirar un poco. Apenas puedo coger mi pié izquierdo para tirar del cuadriceps. Vuelvo, ando y corro intermitentemente, desesperadamente. Salimos de la Casa de Campo, y me jode ver que no estoy recuperando. Intento correr cuesta abajo por la Avenida de Portugal y no soy capaz. Tomo agua e intento relajarme mientras ando lo más rápido que me permiten los dolores. Voy claramente descompensado: cuadriceps y hombro izquierdo y cadera/gluteo derecho, ambos abductores a la altura de la pantorrilla, y los pies gimiendo. Maldigo el momento que decidí usar las plantillas antiguas, pero me rio al ver que las tibias están nuevas y que la espalda no me duele. Lo que me ha apartado de los entrenamientos los últimos días hoy se abstiene de dar guerra, jajaja.

Al cruzar el Puente de Segovia leo un cartel que agitan unos abuelos jóvenes y unos niños muy guapetes: “Arriba, Sigue Papi, Eres un crack”. No se porqué un mensaje tan simple me hace llorar. Llorar de verdad. Corto las lágrimas mientras me esfuerzo por andar lo más rápido que puedo.

Arranco a correr nuevamente por el Paseo de la Ermita del Santo, justo tras el cartel del kilómetro 31.  Desgraciadamente es un espejismo, debo volver a caminar antes del 32. Antes de cruzar el puente de San Isidro hay una tienda de asistencia y están extendiendo crema a un corredor. Pienso que es algo frío y pido que me apliquen al cuadriceps. Resulta ser vaselina. No veo ya más que dolor. Me olvido de hacer el homenaje que quería rendir al estadio del Atlético en nombre de mi amigo Enrique. Me olvido de disfrutar del nuevo aspecto del Manzanares; de hecho, olvido todo lo que no sea yo mismo.

Desde aquí al Price, en el Paseo de Embajadores, todo es un mal sueño - extrañamente corto, ahora mismo - donde se mezcla el dolor, la rabia con lágrimas, el deseo de llegar ya a Atocha, de intentar correr más de diez pasos seguidos, de ver otros que como yo se arrastran para terminar y otros más que van a su ritmo, lento y esforzado, envidiable. Llevo ya casi cuatro horas y no veo el final. Empiezo a pensar que me va a pillar el coche escoba, y no quiero y me tenso más. 

Frente al renovado circo estiro lo que puedo, pero no mejoro nada. Continuo andando cada vez más despacio, y atravieso Atocha. Busco desesperadamente asistencias, tiendas donde me puedan aplicar algo para mitigar el sufrimiento, pero ya no hay nada. Deben estar con la masa de corredores adelante. Pienso que me voy a romper, mientras veo pasar a cámara lenta los edificios frente al Museo del Prado. Y de repente me doy cuenta que no podré llegar a Goya, que es absurdo seguir como voy. Así que en Neptuno tiro la toalla. Con rabia, llorando, salgo del Paseo y subo para intentar llegar a meta. Sólo pienso en recoger mis cosas del guardarropa, así de simple.

En este camino no hay corredores. Me siento extraño. Debo estar peor de lo que pienso, porque me descubro andando erráticamente más de una vez. No puedo andar pero tampoco parar. Sin saber cómo he llegado al Estanque del Retiro. El dolor de piernas se ha escondido, ahora me duele el pecho y tengo un intenso hormigueo en los dedos de las manos. Me preocupa pensar que puedo estar sufriendo un ataque o un golpe de calor.

Llego a la recta de meta y veo que allí están separando corredores sin dorsal. Pregunto a uno de seguridad si puedo entrar por ahí. Tras mirar y ver que llevo camiseta, dorsal, y muy mala cara - supongo, me dice que sí, que pase. Andando atravieso la meta: 4h55’ dice el crono oficial. Me dan un Powerade que bebo de un sólo trago y le pregunto a uno del Samur si debo preocuparme por el dolor en el pecho y el hormigueo. Me dice que no, que vaya donde los fisios. Recojo más agua, una bolsa de provisiones y un plátano  que me como antes de que se enfríe. Me preguntan si quiero una foto y contesto que no la merezco. Me dan la medalla conmemorativa, y en ese momento me juro que no presumiré de ella ni usaré la camiseta mientras no tome revancha y termine un Mapoma realmente.

Me arrastro a los fisios. Veo una cola enorme y sé que no podré mantenerme en espera. Milagrosamente aparece Álvaro, el podólogo del Mapoma, y le llamo y le digo que me ayude, que me caigo sin remedio. Me recoge y me ayuda a entrar. No puedo usar las piernas más que para dar pequeños pasos adelante. Intentan subirme a una camilla pero no puedo así que me llevan al césped de atrás donde intentan restablecerme con hielo y elevando las piernas. Tengo un frío tremendo. Álvaro decide que me trasladen a las tiendas del Samur, así que vienen con una silla de ruedas y una manta y me sacan de allí. En el camino veo a mis hijos Marta y Pablo, a los que no esperaba. Me alegro infinitamente, mientras veo sus caras de asombro y preocupación.

Por no alargar el final, diré que me tratan perfectamente: entre Samur y fisios consiguen que pueda volver a (mal)andar. Una silla me deja en la puerta de Torre de Valencia, con Pablo, y tras una larga espera Marta nos recoge con el coche. Ha sido un orgullo verlos allí, son grandes. Pablo me anima aunque no hable; es así, sólo con tenerlo cerca me hacer sentir bien. Me ayuda con todo y se muestra curioso con todo lo que pasa. Nos hemos quedado sin batería en el móvil y lo resuelve sencillamente para que podamos decirle a Marta dónde esperamos. Y Marta llega, siempre llega, con su gran carácter, sin fallos. Y francamente me siento reconfortado con ellos en la rabia del esfuerzo fallido.

Me he sentido muy muy mal. Álvaro dice que he podido tener algún problema de minerales (magnesio o potasio), y yo creo que además se ha sumado una mala elección de plantillas y la sombra del Muro ha hecho el resto. Se que volveré, espero que habré aprendido una lección.

Fallé

Esta primera vez la Marathon ha podido conmigo. En el kilómetro 38 he abandonado, después de nueve kilómetros de infierno. He llorado. Volveré para intentar vencerla.

Miro atrás y veo muchos errores. Probablemente no los vea todos, pero si anotar los que reconozco me puede ayudar con mi futura revancha, me pongo a ello con intensidad.

Lo primero de todo, he subestimado la dureza de esta carrera. En lo íntimo, he estado siempre convencido que sería fácil terminar de cualquier forma, en cualquier tiempo, si lo intentaba. Y no es cierto ya para mi. Los deseos no te llevan corriendo 42 kilómetros. El sufrimiento de los entrenos me debería haber enseñado mucho más. Ahora recuerdo el intenso dolor de aquellos 88 en los que no podía de ninguna forma mantenerme en la bicicleta, y veo que lo he olvidado estúpida y negligentemente.

Me acuso: he sido complaciente conmigo mismo. No he sabido alcanzar un peso que diera garantías, me he dejado llevar por el hambre y la gula y he mantenido un peso constante entre cuatro y seis kilos por encima de lo deseable. Además, me he ido dejando llevar en las últimas semanas y me he perdonado lo más doloroso de los entrenamientos, con la excusa (difícilmente reprochable) de las lesiones o por los comentarios de gente del grupo con el que entreno. En estos defectos no me reconozco, no suelen formar parte de mi carácter, si bien es cierto que nunca había emprendido una meta que requiriera de tanto esfuerzo de adaptación y sufrimiento durante meses.

Segundo, he improvisado en las últimas semanas, los últimos días, en las últimas horas, en los minutos finales. Es un error típico de mi carácter. A veces funciona y es una maravillosa sensación de adaptación. Pero cuando lo que está en juego tiene grandes riesgos, es una estupidez. El caso más sangrante de improvisación, uno de los principales causantes del fallo ayer, es la decisión de qué plantillas usar el día de la carrera. Ante la imposibilidad de tener mis últimas plantillas corregidas en tiempo, calcé las antiguas, sin recuerdo de si me iban bien o mal, sin la seguridad de recordar porqué motivo dejé de usarlas. Hay otras decisiones tomadas a última hora que me han perjudicado enormemente:

- Cambiar el plan de ruta en base a sensaciones de último momento. Los días previos tenía decidido correr la primera media carrera a un ritmo de 6’30”/km. Sobre la marcha cambié mi propio plan y los hice en 6’/km.
- Cambiar las medias de correr por unas de compresión de Medilast adquiridas la tarde anterior a la carrera. No puedo saber la parte de responsabilidad, pero la incomodidad en los tendones de Aquiles notada tras el kilometro 29 pueden tener relación con ese cambio.
- Usar unas zapatillas que tan sólo tenían 15 kilómetros de uso. Pese a ser un modelo nuevo de mi zapatilla preferida, la Brooks Glycerin, es posible que mis pies no se hayan sentido cómodos por este cambio también.

Tercero, he seguido un plan de entrenamiento que no me ha ido bien, y no he sabido tomar las decisiones acertadas en su momento para corregirlo. El porqué no me ha ido bien se refleja en varios aspectos:

- No he disfrutado de salir a entrenar. Los ritmos eran tan altos para mi que hacían muy duro completar con éxito los objetivos. Correr sólo ha hecho más duro si cabe el asunto.
- Me he lesionado por sobrecarga. La periostitis que he sufrido - por primera vez en la pierna derecha - tienen más que ver con una sobrecarga muscular que con un defecto plantar. He debido interrumpir los entrenamientos en dos periodos, el primero de 10 días y el segundo de casi veinte.

Sin duda, la elección inicial del objetivo ha sido equivocada por mi parte. Plantear terminar en cuatro horas ha sido otra estupidez. La regla de que el tiempo objetivo debería ser el doble del que tengas en la media más 10-20 minutos puede ser cierta para muchos, pero no para un tío de mi edad que lleva dos años sin correr una media maratón exigente y su primera es el sube y baja del Mapoma. Mi objetivo debieran haber sido 4h30’ o 5h para ser mi primera.

Pero es que además hasta ayer no había pasado de correr 21km o 2 horas. Y como se ha demostrado en los entrenamientos, me he arrugado cuando se trataba de sufrir. No podía esperar que el ambiente el día de la marathon me llevara en volandas.

Cuarto, no he sabido/podido recuperarme de las lesiones. Durante la carrera han aparecido lesiones que creía olvidadas. Sin embargo, no he sufrido de ninguno de los tibiares, ni de la espalda, mis últimas dolencias. Quizás han quedado ocultas por el intenso dolor en el cuadriceps izquierdo o el glúteo derecho, los abductores o el hombro y trapecio derecho. Todas ellas son lesiones antiguas, semiolvidadas o relegadas negligentemente, que han elegido el momento de mayor sufrimiento para reaparecer. ¿Se hubieran mostrado si mi preparación y mi equipamiento hubieran sido los adecuados? esto es algo que hoy no puedo contestar.

Quinto, no he sabido ilusionar a mi familia y amigos y sumarlos a mi proyecto. He querido ser yo mismo, humilde, autosuficiente, heroico...pero también estúpido y egoísta. Porque ahora que reflexiono, no he contado con esos ánimos que te hacen correr otros tres kilómetros, o con el apoyo de mi hijo, con el que inicialmente soñaba recorrer 10 kilómetros en el entorno del Muro, o con la complicidad de algún buen amigo que quisiera embarcarse en este mismo proyecto. Pienso mientras escribo, que es probable que esto debiera estar en segunda posición por importancia, sólo precedido por los errores de improvisación.



Tengo intención de volver a intentarlo, pero ahora no aseguro que alguna vez llegue a conseguirlo. Y esto no lo digo por humildad, sino porque no creo que sea capaz de poner la intensidad que yo requiero - por edad, condición y estado ruinoso del aparato trotador - para preparar con garantías una prueba de esta magnitud.

lunes, 10 de marzo de 2014

Semana de aúpa a la vista...

Si ayer fue una media maratón, esta semana se entrenará lunes y martes, jueves y viernes. Y el domingo, carrera de 10km de Paracuellos. Pero además es que no van a ser días de pasear!
Bueno, uno por uno.

Pensaba ayer que esta mañana me levantaría tan jodido que me iba a costar una enormidad salir a correr una hora a ritmo de 5'30". Sin embargo ayer me hidraté la entrepierna tan en profundidad, con generosas cantidades de cremas, que hoy estaba nuevo. Y no sé si sería por la mañana tan estupenda, estaba deseando ponerme las 'cositas' y echarme a la calle. Así que a eso de las 12:00 me he abandonado, me he puesto el mono de corredor y he salido.

Siendo hoy el dia después de una media, no se ha dado mal.
El primer medio kilómetro y los últimos cinco minutos han costado algo más. No me he arredrado y he tirado al camino que rodea Colonia por la Estación y he subido por la Avenida de Torrelodones como un campeón. Luego he rodeado el pueblo por abajo y me he plantado con el tiempo justísimo al lado de casa.


Runtastic dice que he corrido bien (10,7 km  a 5'39"/km promedio) y yo me he sentido mejor salvo por espalda y pezones. Para terminar, he estirado tranquila pero intensamente. La semana viene dura y no debo saltarme lo importante.

Media Maratón Universitaria cumplida

Vaya semanita! El tiempo se ha dado la vuelta, se ha olvidado de echarnos lluvia, viento y frio y nos ha traído una semana de sol y calor, cielos despejados, azules y brillantes. El miércoles todo olía a hierba y flores, a primavera. No se cuanto durará y no me importa, es la sencilla y alegre celebración de la vida y por efímera que pueda ser, es maravillosa.

Resumiendo, la semana ha sido muy completa. Inicialmente, se podía pensar que era una semana suave, de transición, que debería ser preparatoria de la media maratón del domingo en la Ciudad Universitaria (la Complutense de Madrid).

Datos del pinchazo de rendimiento aquí
Así, el martes tocaba un serie de cuatro repeticiones de dos minutos fuertes seguidos de tres suaves. Inicialmente me parecía algo muy sencillo, más aun después de lo bien que había entrenado el domingo anterior.

Salí a las 13 horas, nublado, 10ºC de temperatura, dirección a la Colonia para, sin descender demasiado ir a coger el viaducto sobre la A6 de La Berzosilla y volver por la vía de servicio. La idea era que Runtastic me avisara del tiempo cada 5 minutos (sólo tiempo, información mínima para no sufrir estrés) y que allá donde tocara realizar la repetición de forma aproximada. Fue un desastre: la primera repetición ya me dejó claro que estaba muy poco fino, y las otras tres fueron un calco o mucho peor: creo que hice algo así como 40" fuertes y  4'20" suaves en cada iteración. A los 55 minutos estaba de vuelta en casa para estirar, apesadumbrado por un malísimo rendimiento.

El GPS está impreciso! Yo sólo he corrido
por calles y caminos!
El miércoles bajé a media hora de fisioterapia en Beyer. Como la espalda me seguía jodiendo, tuve que pedir que me la trabajaran en vez de hacer una descarga de piernas que hubiera sido genial.

El jueves tocaba carrera continua de 1h10'. Día ideal, perfecto, sublime. No quiero sufrir, así que elijo un itinerario de paseo, con pocas cuestas y cortas, que son las que más me gustan. Me sale de nuevo rana, es decir, muy malas sensaciones, muy cansado y con gran sufrimiento. De hecho lo dejo a la hora y cinco. Luego veré que el ritmo medio ha sido correcto (5'30"/km) lo cual me dejará algo más tranquilo dentro de lo jodido que me sentí a la tarde.


El sábado tocan 25' de calentamiento y cuatro progresiones de 80-100m. Es decir, un paseo para dejar las piernas listas para el domingo. Salgo a las 9h y claro, como no puede ser de otra manera, lo disfruto. Antes de dormir lo dejo todo listo para salir de casa a la mañana siguiente listo para la carrera. Sin embargo esa noche duermo poco y mal; incluso tengo algunas pesadillas. Es como si la cabeza me dijera que no iba a poder correr la media maratón, que todo iba a ser un fracaso.

Llega al fin el domingo de carrera. Desayuno a las 7:30 una naranja y un plátano con medio litro de agua. A las 8:50 am estoy aparcando en la Facultad de Medicina, listo para calentar. Me quedo con la camiseta de entrenamiento del Mapoma (la Adidas azul a la que le he puesto el dorsal con imperdibles), pantalones cortos negros, medias de semi-compresión altas de Nike y las NB 1880 v3. Troto algo así como un kilómetro, hago ejercicios de movilidad y me bajo a descargar a las cabinas junto a la pista de baloncesto que están usando para ropero. La cola es pesada y me quedo bien frío. Cuando termino apenas quedan cuatro minutos para la salida. Subo por Juan de Herrera, frente a la Escuela de Arquitectura, intentando re-calentar un poco. Cuando llego a la plaza, el punto de salida, inicio un breve estiramiento. A mi espalda han dado la salida. Despacio, vamos pasando todos por el embudo previo a la pancarta y alfombra de control.

Arranco el Runtastic, arranco el Suunto y empiezo a correr. De repente me doy cuenta que no se si he pasado por un lateral de la alfombrilla y si me habrá detectado el sensor. Doy la vuelta y me obligo a pisar la alfombra. He perdido veinte segundos tontos.

Los primeros dos kilómetros me parecen eternos. Voy despacio pero voy adelantando muchísima gente. De lado a lado, milagrosamente sin fastidiar a nadie, me hago paso. Estoy ya en Paraninfo. Ni sé ni quiero saber a qué ritmo voy. Me parece que estoy rodando bien. Doy la vuelta a toda la zona de Medicina y enfilamos la Avenida Complutense de vuelta al polideportivo. Desciendo por la Calle Obispo Trejo, frente al CM Cisneros, a buen ritmo para inmediatamente ascender y terminar la primera vuelta. Me encuentro francamente bien.

La segunda vuelta es también buena. Ya ha clareado mucho la carrera, se puede correr muy bien. Paso por el punto de hidratación del comienzo de la Avda Complutense y me obligo a beber. Me sienta como un tiro (este va a ser un problema del día de la maratón!). De repente, ya bajando por Obispo Trejo, la cabeza empieza a traicionarme. Aun así completo la vuelta por la calle interior del poli (Estadio Nacional de Rugby, o Campo Central, qué recuerdos!) y vuelvo a descender iniciando la tercera vuelta.

Circuito "La Carrera para Todos".
Media Maratón Universitaria 2014. Detalle aquí.
Comienza el sufrimiento, que apenas me dará tregua en los últimos siete kilómetros. Empiezo a ser adelantado por corredores a los que se les nota que van bien, que se han reservado. Me pregunto si estaré bajando el ritmo, pero devuelvo los adelantamientos en todas las cuestas arriba. Me da buen rollo ver que en esto de escalar estoy bien preparado. Llego a la parte alta del circuito (final de Paraninfo) y me quiero consolar pensando que ya todo es cuesta abajo. Me están fastidiando las plantas de los pies. Me doy cuenta que llevo las medias recogidas abajo. No me estoy aprovechando de la compresión. Tengo la tentación de pararme y subirlas pero lo descarto. Me adelanta alguna persona que reconozco del grupo de entrenamiento de los domingos. Lucho. Estoy ya en Complutense y el sufrimiento me parece odioso, ininteligible. Sólo me quedan tres kilómetros y no pienso pararme. Me obligo a volver a beber.

La bajada final por Obispo Trejo es algo lenta. Escucho la megafonía dentro del estadio como alienta los últimos metros y me infunde bastante ánimo. Me adelantan unos cuantos más. La subida (sólo queda kilómetro y medio!) se me hace dura, pero sé que llego. Me alcanza alguna tentación de dejar de correr... qué traicionera es la jodida cabeza. Pero de repente estoy ya entrando en la pista de atletismo. Cuatrocientos metros. Me arrastro hasta la recta de llegada y ahí hago una progresión final incomprensible. Magnífico, he acabado. Quiero trotar pero no puedo; camino lastimosamente a recoger mi bolsa de hidratación.

Al rato me doy cuenta que he vuelto a hacer lo de tantas carreras: no he parado ni el Suunto ni el Runtastic cuando debía. El Suunto marca 1h 53'. Calculando, pienso que he debido acabar en 1h49' lo cual me parece un gran resultado. Durante todo el camino no he mirado el reloj más allá de dos veces y realmente no tenía idea de cómo estaba corriendo. Miro el Runtastic y veo unos ritmos por kilómetro que me parecen alucinantes. Me dice que realmente he corrido (mas andado hasta que lo paro) 21,7 km y que muchos de ellos los he corrido por debajo de 5'/km. Me duelen los pies, tengo rozaduras en las entrepiernas y me duelen y sangran los pezones, pero estoy muy satisfecho.

Estiro bien allí mismo, en el césped de las pistas, rodeado de corredores, disfrutando el minuto. Me lo he merecido.

Lo que queda del día es una continuación de todo lo anterior, dolor y satisfacción. Habría mucho que contar de este gran día, pero eso serían otras historias.

Analizando Runtastic por la tarde veo que la precisión del GPS no es buena. Pero eso no quita que los ritmos han sido muy buenos y además constantes: incluso en los momentos de sufrimiento los kilómetros iban cayendo sin resentirse el crono. Creo que estoy aprendiendo algunas buenas lecciones para saber interpretar mi cuerpo. Aun con todo, creo que he sufrido demasiado para ser solo una media maratón...me da algo de miedo saber que en seis semanas deberé correr el doble.

Nota final: Se han publicado los tiempos oficiales y me dan un tiempo neto de 1h 51' 43". He entrado el 135 de mi categoría (Veteranos C, Hombres).

lunes, 3 de marzo de 2014

Cerrando una semana de carga

Domingo 2 de marzo. No llueve y el tiempo tiene pinta de abrir. Aparezco pronto en el Polideportivo José María Cagigal.

Recojo dorsal para la Media Universiaria y planes para las 8 semanas que siguen.

Chema se ha olvidado los papeles, así que re-repasa conceptos de los carbohidratos y azúcares y vuelve a prometer que el próximo día hablaremos de los lípidos y de muchas otras cosas que a buen seguro no tendrá tiempo antes de la maratón. No pasa nada, lo simpático es escucharle y si de paso se aprende un poquito, cojonudo. Hoy he aprendido que la pasta es mucho mejor 'al dente' porque así el cuerpo la transforma más lentamente en azúcares. También aprendo que el arroz y la zanahoria, pese a ser buenos para el deportista, tienen un indice glucémico muy alto, por lo que cuidado con los atracones.

Félix anuncia que tocan series de 200m, y repasa conceptos para las dos próximas citas dominicales: Media Maratón Universitaria, y 10km de Paracuellos. Esther toma la palabra avisa que los fisios son los mejores amigos en estas fechas tan próximas al Mapoma (o RnR Madrid, como se llama ahora). Mientras hacemos los ejercicios de movilidad, y con la escusa de ser fecha de Carnaval,  Chema nos ameniza con un revival de los años 70 en moda maratoniana. Es un tipo realmente simpático.

Corremos los 25' clásicos antes de parar para las series. Me encuentro bien y el día se ha abierto. Me quedo con sólo la camiseta azul de Adidas-Mapoma y el trapo de los 88 de Mammooth al cuello.

Las 4x4 de 200m se me pasan en un suspiro. Las hemos hecho a una velocidad de 42", sobre asfalto porque los caminos están muy embarrados. La espalda me ha molestado en los arranques entre series (1'30" de descanso que algo frio te dejan), pero las piernas han funcionado perfectamente. Cerramos con 20' de carrera tranquila.

Estiro bien pero no hago abdominales. Cómo desearía que el dolor de la espalda desapareciera mágicamente!.

Vuelvo a casa para practicar con el arroz negro. Esta vez la cosa se complica u poco más: he conseguido pegar el arroz, pero los sabios consejos de Esther evitan una tragedia y el resultado es finalmente bien apreciado por la prole. La siesta del domingo es inevitable.

Ciclogénesis a mi!?

Sábado 1 de marzo. El tiempo está jodido. Todas las páginas consultadas dan lluvia toda la mañana, algo menos fuerte entre las 8 y las 10 am. Debo correr 1h20' a buen ritmo (5'40"/km).

Me levanto poco antes de las 9 y me asomo a la ventana para descubrir que la predicción se cumple. Hay una leve llovizna y todo está mojado. Me debato entre usar o no chubasquero (recuerdo el dicho de que uno se moja más por dentro que por fuera) y cuando finalmente decido que me lo pondré, son las 10 de la mañana y como era de esperar ahora es lluvia lo que cae.

Sin ninguna pereza, con la capucha bien amarrada, pantalones cortos y dos capas mas el chubasquero, y mis Glycerin viejas, hago unos ejercicios de movilidad (los de siempre) y me lanzo a la calle. Llueve pero llevo buen rollo. Lo mismo hasta me empieza a gustar empaparme.

No llevo el Runtastic; total, no iba a leer el trayecto si lo meto bajo el chubasquero!. No llevo música por tanto. Tampoco llevo el Suunto puesto; se me ha jodido la correa y aunque he comprado un repuesto por Amazon (16 euritos pero sin portes por el Prime) no llegará hasta el día 5. Me he metido el reloj sin correa en un bolsillo y lo sacaré de vez en cuando para ver el progreso.

Tiro por la Avenida de La Dehesa hacia el Polideportivo, salgo a la vía de servicio de la A6 en dirección al puente peatonal junto a La Berzosilla. Cruzo este puente y pienso cómo sería que se rompiera un día de estos y me pillara en medio. Tengo que tomar un video de este paso, sobrecoge!.

Al bajar a la Colonia decido llegar hasta el extremo norte (tras la Casa Verde) pero no bajar hasta la carretera de Galapagar, sino volverme hacia el Club Social sin perder demasiada altura que me haga luego tener que escalar en la vuelta al Pueblo. Aun así, el desnivel por las avenidas de Pradogrande y Torrelodones se me hace duro.

Ya en la vía de servicio bajando al Pueblo miro el reloj. Llevo sólo 40 minutos de recorrido; es decir, me quedan otros 40. Por un lado jode la noticia, pero por otro estimo que llevo un buen ritmo y eso me anima.

Callejeo por todas partes. Voy estirando el trazado urbano del pueblo para sacar ese tiempo que necesito y cumplir. Miro un par de veces más el reloj y llegados al objetivo cierro el entreno estando ya cerca de casa. Me queda trotar unos 500 m para volver a reposo. Finalizo con una progresión; me empieza a gustar hacer esto para cerrar.

Estiro. Me pega otro latigazo en la espalda que me hace pensar que los fisios no arreglan nada en una sola sesión y que tal vez debiera parar una semana para recuperarme del dolor. Lo descarto. Después de ducharme toca pastillazo: me calzo un Ibuprofeno de 400 para la espalda y dos tabletas de sulfato de condritilamina con las que arranco los tres meses que deberé tomarlas para mi artritis crónica de la rodilla izquierda. En definitiva, esto de hacer deporte no es tan sano como lo pintamos.

Poco a poco

Jueves 27 de febrero, el tiempo sigue siendo excelente para correr, aunque yo lo prefiero algo más cálido y sin tener que llevar tanta capa encima. Debo correr 4km en 20 min, precedidos por 25' e calentamiento y finalizando con 15' de continua.

Ayer miércoles fui a mi sesión de fisio en Beyer y le pedí que me reparara un poco la espalda. Pese a realizar un buen trabajo, el día después no pueden esperarse milagros (o si?).

Decido no hacer nada raro y dar una vuela al pueblo, con alguna floritura para ir encajando los minutos. Los primeros kilómetros caen fáciles. De hecho, me sorprende ver que ya voy con buen ritmo (subjetivo, porque he configurado Runtastic para que me diga sólo la distancia recorrida cada 4 km, con un bip sonoro cada km) ya desde los primeros 500m. Transcurridos 25' desde la salida subo el ritmo. Me ha cogido al comienzo de la senda que sale de la Avenida de la Dehesa a la charca de los tritones. Se que el primer kilómetro y medio será algo mas lento de los 5'/km pero no me preocupa, ya recuperaré.
Hoy 20'40" del km 4 al 8.  Lento pero satisfecho. Aquí más.

La bajada por la vía de servicio es rápida. Casi me como a unos escolares que están subiéndose al autobús en la parada del puente. Luego me toca callejear. Los kilómetros se me hacen largos (esos bip! se habrá jodido Runtastic!?) pero finalmente llega el aviso de 8 km completados que finaliza con la parte dura del entreno. Corro otros 2,5 km a un ritmo muy tranquilo para recuperar.

Llegado a casa hago un par de progresiones en el aparcamiento de Montelar, para dejar las piernas algo descansadas. Estiro en el porche y a la ducha.

Runtastic me dice que he recorrido esos 4 km en 20'40". No me fastidia no haber alcanzado el objetivo.

Hay que subir el ritmo

Martes 25 de febrero. Toca 1h30' de carrera continua (que yo dejaré por error del calendario en 1h20'). Pero ya debemos bajar por debajo de los 5'40"/km en carrera continua.

No me quiero presionar, que no me sienta nada bien. Vuelvo a llevar al Runtastic en modo silencioso. Como el tiempo no es malo, aunque nublado, llevo tres capas ligeras.

Decido tirar para La Berzosilla, cruzar el puente a la Colonia y recorrer el camino clásico. Si quiero subir un poco el ritmo, considero que es el mejor trayecto. No está exento de cuestas (la subida desde la Colonia al puente sobre la A6 es dura), pero la combinación/proporción de subidas y bajadas en el trayecto permite experimentar fácilmente si podré elevar el ritmo medio (pienso, sin razonarlo demasiado :).
Un trayecto exigente pero apto para elevar el ritmo medio. Aquí mas.

Cuando llego a la Estación de Cercanías (km 8,5) voy muy bien de piernas - claro de ahí estoy en la cota mínima del recorrido. Pero claro, justo en ese punto comienzan 2,5 km largos de ascensión. Después veré que mi sensación es mucho peor que el tiempo que consumo (<6'15"/km). Elijo el ascenso pasando por el Cuartel de la Guardia Civil para cruzar al otro lado de la Avenida de Torrelodones, rodear el Club Social por el norte y volver a la Avenida para ascender por su lado izquierdo.

Ya al otro lado de la A6, bajando por la vía de servicio, miro el cronómetro para descubrir que apenas he recorrido una hora, debiendo continuar otros 20 minutos. No se qué distancia llevo recorrida pero creo que voy bien de media.

Al terminar Runtastic me confirma que he logrado un ritmo medio de 5'38"/km. No está mal dado que el arranque es desde frio y el primer km suele ser malo. Satisfecho, estiro y a la ducha; son las 15:20 y hay que preparar la pasta.

Domingo de cuestas

Domingo 23, vamos para la Casa de Campo.

Llego tarde a la charla de nutrición de Chema. Está repitiendo algunas cosas que ya había contado antes y hay alguna novedad pero poco. Promete que el próximo domingo hablaremos de los lípidos.

Félix comenta que tocan cuestas cortas, que el terreno está estupendo para ello. También anuncia que el próximo domingo estarán los dorsales de la Media Universitaria, que el siguiente domingo vamos a correr los 10km de Paracuellos de Jarama (muy bonita dice!) y que ya no quedamos en el Cagigal hasta dentro de tres semanas.

Corremos 25 minutos de calentamiento. El tiempo es excelente, soleado y fresco. Sin embargo, voy algo jodido - o estoy acumulando cansancio o están tirando fuerte adelante - y llego algo arrastrado hasta el punto de partida para las cuestas, a la margen izquierda de la carretera que sube al Cerro Garabitas.

Félix nos da instrucciones. Debemos ascender unos cien metros con un desnivel total de unos de 15-20 (algunos tramos superiores al 25% hay seguro). El grupo 3 deberemos hacerlo 4x3 veces, con dos recuperaciones: las series de tres se recupera bajando al trote por una senda lateral del cerro de unos 200 metros de longitud, y entre repeticiones hay un descanso de 2 minutos. El ritmo es el que cada uno elija según sensaciones.

Siendo honesto, pensaba que me costaría menos. La realidad es que termino bastante jodidillo y que incluso en alguna de las subidas me paro 4 o 5 metros antes de la cima. En todo caso, con el trabajo realizado comienzo a darme cuenta que ya estoy en la zona media del grupo (una mitad me superan y la otra son superados con cierta frecuencia) y eso también motiva.

Para cerrar la mañana corremos 15 minutos dirección Lago. Yo me salto un par de ellos porque estoy pelo reventado.

En el arranque de la segunda serie me ha pegado un latigazo en la zona media muscular de la espalda. Llevo ya unos días arrastrando una molestia originada en un esfuerzo producido al estirar y creo que va a más. Por ello tras estirar decido no hacer abdominales e irme a ver a Esther, la fisio. Me echa la charla de si la postura, el día a día, que si estiro, etc..., y me dice que si el calor y los estiramientos no me lo quitan que vaya al fisio.

Me voy a casa a cocinar un arroz con espinacas y gambón que me sale incomprensiblemente rico gracias en parte a la supervisión de Esther - mi mujer, cuyo cumpleaños se celebra. Tras comer la siesta es inevitable.

domingo, 2 de marzo de 2014

Camino de Navalvillar hasta el Cuartel de Ingenieros en Hoyo

Sábado 22, el tirano (o plan, como sea) dice que debo correr 1h45'.

Sobre las 12:30h salgo de casa si tener claro dónde gastar energías. Voy liviano de abrigo, y no hace especialmente buen tiempo. Decido tirar por una clásica de toboganes, para llegar en primer lugar hasta la entrada al Monte del Pardo y desde allí recorrer el camino de Navalvillar todo lo que me de el tiempo. Supongo que me dará para recorrerlo hasta el final y acierto, porque el reloj me deja alcanzar la carretera de Hoyo a Colmenar a la altura del Regimiento de Ingenieros del Ejército.

La subida es intensa. La cabeza me obliga a un trote más que cochinero en tres puntos concretos: tres repechos que me tienen comida la moral en dicho camino. Prefiero neutralizarlos para que al menos no me cuenten como tiempo corrido (vergüenza me daría). Por lo demás, el camino se me hace divertido y disfrutón, aunque me quedo algo frío en algún momento por causa del viento y algunas gotas que caen de arriba en momentos.
Precioso recorrido por el Camino de Navalvillar. Aquí mas.

Ya en la vuelta el reloj me dice que si quiero terminar cerca de casa no puedo dar rodeos y debo intentar cruzar algunos puntos muy probablemente inundados. Me arriesgo y lo hago bastante bien, aunque no del todo seco y haciendo más de cabra que de fondista. En todo caso el final es muy rápido y llego hasta casa después de haber recorrido algo más de 17 kilómetros.

No he querido saber nada durante la carrera de tiempos o ritmos. Me está devolviendo poco a poco la moral aunque le estoy cogiendo un mal rollo importante a las cuestas largas. Deberé trabajarlo de alguna forma para evitar que sea un handicap.

Estiramientos a conciencia y una ducha. Como rápido porque tengo que bajar al CoderDojo a Madrid.

sábado, 1 de marzo de 2014

Jueves 20 de febrero: ya casi se me ha olvidado (bien!)

Esto de escribir lleva su tiempo, y a mi cada vez se me hace más cuesta arriba lo primero porque no me sobra lo segundo :) Si por lo menos recibiera comentarios :{ Lo mismo debería hacer algo de promoción :O

Bueno pues el jueves de hace 10 días me tocaban series, nuevamente. Salgo tarde, sobre las 13h, pese a hacer un día excelente de sol y temperatura. Me abrigo lo justo. Comencé por calentar las piernas 25 minutos, dando vuelta al pueblo en el sentido contrario al habitual, con el fin de terminar en el camino de tierra que sale de la Avenida de la Dehesa hacia la charca de los tritones (tengo que recordar mirar el nombre que se le ha dado a este camino. El tal camino, muy frecuentado por personas paseando niños y perros, tiene unos 470 metros hasta donde puede darse la vuelta a un chaparro. Si regresas y luego haces un tramo adicional, te sale pelo más de 1 km decente, con algo de desnivel en sentido de ida, pero siempre sobre tierra.

El objetivo del día era 1k1+1k2+1k3 y repetir; siendo k1=5'10", k2=5' y k3=4'50". He considerado que darme un par de minutos entre repeticiones era correcto (y necesario :).

Siguiendo en la línea de no estresarme con los comentarios de voz del Runtastic, toda mi referencia es por el Suunto. Así, el primer kilómetro me pilla algo despistado, cosa que mejoro poco a poco en los siguientes:
Vaya jaleo las series en el GPS! Aqui detalles

1er Km: 5'33"
2º Km:   5'09"
3er Km: 4'53"
4º Km:   5'14"
5º Km:   4'59"
6º Km:   5'14"

El sexto kilómetro fue una increíble y positiva sorpresa. Cuando llevaba 400 metros, los plomos se fundieron...estuve a punto de pararme y tirar la toalla, pero me dije "aunque llegues en 10 minutos vas a terminar" y bajando el ritmo hasta dónde me daba para no caer, conseguí llegar al final. Cuando miré el cronómetro estaba convencido de que la vuelta me habría salido por 7 minutos. La sorpresa me borró el cansancio de golpe!

El nuevo kilómetro de tierra (nuevo porque lo estrené tras medirlo con Google Earth, no porque no lo haya recorrido mil veces antes si saber bien su dimensión) tiene ahora nuevos matices desconocidos hasta ahora.  Por ejemplo, no  sabía que tenía desnivel. Desde este día 20F2014 este pequeño desnivel se habrá convertido en un recuerdo doloroso que aparecerá cada vez que lo recorra con piernas cansadas! Estas son las malas experiencias que se almacenan a fuego en el cerebro!

miércoles, 19 de febrero de 2014

Paseo al Picazo

Ayer, justo antes de salir, me llama Enrique Bravo que si nos damos un paseíto hoy miércoles. De mil amores, pero le pido que baje el ritmo que hoy me toca descanso. Quedamos a las 9:00 para hacer un par de horas de marcha para subir al Picazo, un precioso vértice geodésico situado en el perfil de la cadena que corona Hoyo de Manzanares.

Hemos dejado el coche en La Berzosa a eso de las 9:30, acompañados por Duna, su Westie terrier todoterreno a la que ha acostumbrado a trepar desde los 6 meses.

Una mañana genial, soleada y fresca. Como siempre, nos lanzamos a caminar por los senderos hablando de todo, lo divino y lo humano, lo personal y lo mundanal. Y como sin enterarte, pese a haber disfrutado de lo exhuberante del camino resultado de estos días de lluvia, a eso de las 10:47 nos plantamos en El Picazo, anotando en el pequeño diario que allí se conserva, al pié de una virgen y una gran cruz blanca, nuestra presencia. Según Enrique, hemos salvado un desnivel de 400 metros desde donde dejamos el coche.

Después de disfrutar de las vistas de La Pedriza, Bola del Mundo y Maliciosa, Abantos, Gredos al fondo, Hoyo y su entorno, El Pardo y Madrid a lo lejos, volvemos para coger el coche y, sin dejar de hablar un minuto, cerrar la excursión a eso de las 12:30 ya en Torrelodones.

No sé si será bueno para las piernas esto de usar los días de descanso en ascensiones de tres horas, pero lo que sí tengo claro es que la compañía de Enrique y la charla merecen muy mucho el potencial riesgo. Así que hemos quedado en escalar un poco La Pedriza la semana que viene. No es Marathon, pero sienta divinamente :).

Mejor sin avisos

Martes, amanece gris y frío y yo tengo que correr 1h20'.

No me apetece mucho. El lunes estuve en el fisio - uno nuevo, que hay que buscar las ofertas para poder acceder a este codiciado servicio - y aunque fue muy completa la descarga, los sóleos no me han quedado muy bien. Pero realmente si me apetece mucho.

He estado investigando si debo hacer los ejercicios de fuerza (pesas, vamos) antes o después de correr y no llego a ninguna conclusión. Bueno sí, llego a una: todos creen tener poderosas razones para sugerir una de las dos. Preguntaré a Félix.

En todo caso a eso de las 12:40 dejo de currar y me enfundo un par de capas, pantalones cortos y mis NB1080 - qué ligeras que son, qué gustazo. A las 13:00 estoy rodando.

Me he decidido por estirar la vuelta a Torrelodones Colonia por nuevas vías, por la zona de El Gasco, pero del lado oeste de la vía del tren. Y también he hecho un pequeño cambio en la configuración del Runtastic: como me tiene realmente estresado ver lo poco que progreso con mis ritmos, le he quitado los avisos periódicos; no quiero saber si voy a 6 o a 7 o a 5'40", ni si llevo 7,5 u 8 km. Quiero volver a gozar de correr...a ver si así fuera posible.

La primera parte de la carrera es buena. Cuando llego por la zona de la Estación de Cercanías llevo un buen ritmo. Me decido a mirar cuanto llevo corriendo: 35 minutos; fantástica sensación. Claro que hasta ahora casi todo es bajada. Ha salido el sol y me sobra ropa; lo de siempre a esta altura del año.

Voy buscando la zona nueva, una zona de caminos que bordea Las Marías y que se que existe por Google Maps y por mis recuerdos de la época fuerte de la bici. Lo encuentro sin problemas, aunque resulta ser mucho más pendiente de lo que esperaba. Recorro cerca de un kilometro con ritmos muy bajos, pero no quiero saber cómo de bajos y no miro la pantalla del Runtastic. Cuando llego a la autopista y cruzo el puente junto al Colegio de Los Angeles, consulto el Suunto para saber cuánto me queda de carrera. Llevo una hora.

Nuevo itinerario, abre nuevas oportunidades. Aqui detalle.
Aunque la subida desde la vía del tren me ha dejado algo (bastante) fundido, recupero muy bien. Al llegar a casa el Runtastic me dice que he recorrido casi 15 km a un ritmo medio de 5'50". En la zona complicada ha habido tramos de ritmos de 8'/km, pero como empiezo a entender, al final es la media lo que importa y recuperar tiempos en los llanos y desniveles negativos es vital para rebajar tiempos.

No me voy a extender demasiado pero si anotar que he corrido más de una hora en estado de "apretón", y severo los últimos kilómetros. Al llegar, y antes de otra consideración, me he lanzado a ocupar el wc para descubrir que sigo con problemas gástricos. Afortunadamente el jueves tengo consulta de digestivo. A ver que me dice.

Como me he quedado algo frío con la sentada y con la pérdida de líquidos, no me subo al banco de pesas. Simplemente hago unos cuantos abdominales (1x30 superiores, 1x20 cruzados y 1x20 inferiores), y me doy duchita. Son las 15:15 cuando me pongo a preparar un arroz 'experimental' para la comida. Estos entrenamientos llevan mucho tiempo.

lunes, 17 de febrero de 2014

Lo importante es cómo termina (ojalá!)

El sábado tocaba 1h30' de ruta. La agenda la tenía llena hasta la bandera: curso de arroces en El Alambique a las 10:30, tapeo para comer con padres y hermanos en la Avenida de Nazareth - 'nuestro barrio', y sesión de CoderDojo a las 17 en el Medialab. Con este panorama sólo quedaba madrugar para correr.

Con la mierda de semana que llevaba a cuestas y con un pronóstico que anunciaba lluvia durante toda la mañana, tengo que usar toda mi fuerza de voluntad para despegarme de las sábanas, ponerme el material - chubasquero incluido y calzar mis zapatillas de lluvia (las Glycerin viejas, pobrecitas ellas).

Me dan las 7:30 saliendo de casa. No llueve apenas y me llevo el Galaxy con Runtastic. Comienzo despacio (a 6'30" más rápido de lo que me había propuesto el jueves que haría desde entonces) y al medio kilómetro ya me entra el ansia y empiezo a subir el ritmo de carrera. Tendré remedio!?.

Subo al Polideportivo y decido que voy a dar toda la vuelta a la Colonia pero en lugar de bajar inmediatamente, tiro por la nueva calzada que han creado y que lleva a La Berzosilla y al puente sobre la A6. Cuando llego al puente llevo ya 4 km recorridos y voy a buen ritmo. Las sensaciones no son buenas (sólo regulares) y sé que tarde o temprano sufriré. La reflexión inmediata es que no importa si el ritmo en una carrera larga se despeña unos kilómetros si hay otros que además de recuperar te permiten bajar la media.

Me gusta correr sobre el estrecho puente de la A6, es una sensación particular: por un lado sientes que podrías caer en cualquier momento sobre el tráfico pero como las protecciones son tan bajas, también tienes la sensación de libertad del pájaro. Tengo que acordarme de capturar un pequeño video.

Doy toda la vuelta a Torrelodones Colonia y vuelvo a la carretera de ascenso al pueblo por un nuevo trazado: cruzando por dónde la Guardia Civil y callejeando por detrás del Club de Campo. Esta vez la subida no me cuesta demasiado aunque el ritmo se desploma inevitablemente a 6'15". Callejeo por el pueblo para acercarme al objetivo del día y como no tengo tiempo que perder por la apretada agenda del día, tiro ya para casa para terminar la sesión en tiempo. He recorrido 15,5 km, no me ha llovido fuerte pero estoy calado por fuera y por dentro (como dice Félix, uno siempre se moja más por dentro). No han sido excesivamente malas las sensaciones generales durante el entreno.

Entreno de 1h30'. Detalles aquí.

Son las 9:01 y me da tiempo para estirar correctamente antes de la ducha y de salir por patas a la estación de cercanías de Las Matas. El resto del día será potente, pero de eso no trata este blog :)

Domingo de resurección?

De nuevo tiro de voluntad para levantarme, escoger el material de carrera, hacer la mochila y salir de casa. Son las 9:30, he consultado la previsión atmosférica y me he vestido ligero: con la camiseta azul del grupo de Mapoma y la sudadera amarilla de Adidas. Pantalones cortos, las medias largas de semicompresión de Nike (cada día las aprecio más) y las Brooks Glycerin que empiezan a parecer mayores por la zona exterior de ambas suelas. Si hay nuevamente series no quiero ir irremisiblemente abrigado.

Voy a llegar tarde a la charla de nutrición de Chema,...o no. Son tan poco predecibles los arranques de los domingos que nunca se sabe. Cojo la moto no sin abrigarme bien. El día tiene buena pinta pero es frío.

Al llegar resulta que en efecto Chema ha comenzado su charla. No se cuanto me he perdido, pero pronto me doy cuenta que hubiera merecido la pena, y no tanto o sólo por el contenido, sino porque este hombre es un espectáculo divertido y encantador. Cuando llego (10:05 con el rollo de recoger todo en las maletas de la Deauville), está hablando de la importancia de los hidratos de carbono para la producción de glucógeno. Por supuesto en su charla se mezclan las proteínas, los azúcares simples, la fructosa, los procesos en los atletas de élite y tantas otras cosas tocadas a medio camino entre lo cómico-trivial y lo trascendente-erudito. El rato pasa volando; debería grabar una charla para conservar el recuerdo.

Félix toma el mando a eso de las 10:15 y anuncia que el barro obliga a cambiar el plan inicial de cuestas cortas por series de 500 metros sobre asfalto. No quiero ni saber cuantas porque me temo lo peor. A continuación, y antes de dar orden de marcha, repite la importancia de los estiramientos y comenta dos cosas más que son nuevas e importantes.

Entrenamientos de fuerza: Félix recomienda vehementemente ir al gimnasio al menos dos veces por semana para fortalecer isquios y cuadriceps y (en menor medida si no hay tiempo) aductores. Son muy importantes por su función de estabilización de la rodilla y para prevenir lesiones. Si no podemos ir al gimnasio, él puede indicarnos como proceder con gomas. Todo esto yo ya lo sabía, aunque agradezco la confirmación. De alguna forma, me sorprende que Félix no lo haya comentado en alto antes al grupo.

Abdominales: Félix recomienda también un trabajo continuo de abdominales superiores, oblicuos e inferiores. Especialmente los días de carrera!!!. Horror, Álvaro me había recomendado que los hiciera los días de descanso!. Esto me lleva a pensar que yo durante años he improvisado unos entrenamientos perfectos que siempre terminaban en series de abdominales. Félix sugiere terminar los entrenos con 2x15 de cada uno de los tres tipos. A mí esto me parece realmente muy poco para que se note su efecto fortalecedor.

Tras los 25' de carrera, siempre en el mismo circuito en dirección Oeste, entre la vía del tren y la M30, nos van repartiendo por grupos y dando el plan de trabajo. Al grupo 3 nos tocan 10 repeticiones de 500 metros a un ritmo de 2'10"-2'20". Nos acompañarán las 8 primeras los del grupo 2 de media maratón y los del grupo 1 de 10 km.

Las seis primeras repeticiones voy bastante sobrado, y terminamos todo el grupo de forma compacta en los alrededores de 2'08". Como vamos tan juntos (la calzada que usamos es estrecha y vamos cruzándonos con otros grupos, corredores independientes y muchas muchas bicicletas) hay tropezones que hacen que alguna compañera termine por los suelos en un momento dado. Afortunadamente, no es más que un susto.

Las dos siguientes comienza el sufrimiento, y las dos últimas son algo más agónicas. El grupo se estira y comienza a apreciarse la diferencia de forma de los miembros del grupo. Los descansos entre repeticiones son de un minuto escaso, pero finalmente he terminado el entrenamiento con todas las series por debajo de los 2'10". Reconfortado, cierro el día con los 12 minutos de carrera continua y me regalo un final en progresión antes de regresar al Cagigal. El sábado también terminé con 50 mts en progresión y me empieza a molar cómo te deja las piernas este broche.

Estiro con seriedad y me hago una serie de abdominales corta porque las gradas de la piscina que uso para ello están desagradablemente heladas y mis riñones gimen en desacuerdo. Ducha y vuelta a casa, donde llego a las 13:30.  Con la satisfacción de un trabajo bien hecho no me doy cuenta de lo fundido que estoy hasta que, tras de calzarme un magnífico cocido madrileño de mi santa, caigo en el sillón víctima de un profundo sueño reparador.

La tarde se me va rápido intentando narrar la semana de entrenos para este blog. Ni siquiera consigo terminar. De alguna manera sé que estoy dedicando demasiado tiempo a este compromiso maratoniano, que no tengo tanto disponible si quiero desarrollar mis otros objetivos personales y profesionales, y que estoy forzando la relación familiar. Puede que si tuviera menos años y más energía, todo pudiera sacarse adelante simultáneamente, pero tal y como están las cosas, debo disfrutar el presente porque no creo poder mantener esta actividad con esta intensidad. Es una lástima, pero estoy satisfecho :)

domingo, 16 de febrero de 2014

Los días de descanso no lo son tanto

Debe ser el ansia, pienso.

El caso es que no estoy haciendo nada con 'el tren superior' y eso no es admisible en mi forma de ver la vida deportiva. Yo antes, tras recuperarme de la hernia C5C6, todas las semanas hacía 3-4 sesiones de pesas para muscular cuello, hombros y brazos. Y como sé que para correr bien distancias largas es importante que los hombros estén fuertes, he decidido retomar las mancuernas los días de descanso (recordando además lo que Álvaro sugiriera al indicar que dejara los abdominales para los días que no corriera ya que 'son grupos musculares diferentes').

Es por ello que este miércoles y viernes, además de abdominales, he hecho series de repeticiones para hombros usando las mancuernas y el banco de pesas de la buhardilla. Y tengo la intención de continuar así al menos dos días por semana.

En cuanto a los abdominales, llevo unos días usando un app descargada al Galaxy: Caynax A6W. Se anuncia diciendo que te pone el vientre como una tableta de Nestlé en 6 semanas. Y la verdad es que me lo creo. Se trata de seis sencillos ejercicios que trabajan abdominales superiores (especialmente) e inferiores, repetidos en series de 6 repeticiones. Aunque parezcan pocas, si configuras un descanso de 45" entre ejercicios, cada repetición de las 6 x 6 se lleva algo más de 8 minutos y cuando terminas notas la tensión del trabajo realizado.

Para conseguir la meta (unos abdominales como los de Nadal o CR7) debes trabajar todos los días. El programa va aumentando la cantidad de series completas (de los 6 ejercicios con sus 6 repeticiones) que debes hacer cada día. Y si fallas más de un día tienes que retroceder a un punto que se corresponde con el día de comienzo del nivel de esfuerzo en el que fallaste. Yo no tengo intención de hacerlo todos los días (no me merece la pena no vaya a ser que posteriormente descubra que beber cerveza está contraindicado para el vientre plano :), pero la App es muy interesante porque tiene un 'text-to-speech' que te anima fenomenalmente a completar los ejercicios.

Cuando termino los abdominales de Caynax y antes de estirar la zona, me estoy calzando unos cuantos dorsales que considero necesarios para la carrera.

Series para empezar una semana de luces y sombras

Otra semana que se va, otra semana que me retraso en contar mi aventura maratoniana! Iré contando la semana en varias entradas.

No es lo mismo correr encima de una cinta

El martes después del Bosque hace un día de perros. Desde las 9h se ha puesto a nevar en Torrelodones y no ha parado hasta las 15h. Llegadas las 13:00 debo decidir qué hacer. Por supuesto lo romántico hubiera sido correr sobre el manto blanco. El problema es que es un manto excesivamente húmedo como para convertir la aventura 'blanca' en una pesadilla de barro y sufrimiento. Así que no me queda otra, si quiero cumplir con el programa, que correr en interior. Me largo al Polideportivo de Torrelodones, a correr en una de las tres viejas cintas que tienen en el gimnasio.

Tocan series - de las que se me antojan antes de empezar - 'sensatas': 5 repeticiones de 3' fuertes seguidos por 2' suaves. Por supuesto, arrancando con los ya tradicionales 25' de carrera continua para calentar y cerrando con 15' de trote para relajar y terminar.

Como es interior, me quedo con una camiseta de medio invierno y pantalones cortos. Conecto la máquina a 10 km/h para hacer el calentamiento y arranco sin más. Al minuto, pulmones y piernas me hacen arrepentirme, y lo bajo a 8. Esta cesión me jode sobremanera y me sitúa pesimista con lo que me puede costar el entrenamiento principal.

Cuando se cumplen los 25 del calentamiento subo el control de velocidad a 13,5 km/h. No aguanto ni dos minutos y tengo que hacerlo retroceder a 12,5. Tras los 3' fuertes intento mantener un ritmo de 10 km/h para los suaves, pero me veo forzado a bajar a 8 para poder recuperar. Y así las cinco repeticiones, pero cada vez mucho más cansado, más negativo y más forzado. Creo que la voluntad es lo único que me mantiene sobre la cinta.

Durante la carrera no obstante me voy dando cuenta que hay algo 'erroneo' en la máquina. Está contando una distancia superior a la teórica. Como el tiempo no puede estar contándolo mal, uno de los dos controles - velocidad o distancia - están mal. Honestamente, creo que es el de velocidad, porque no es normal en mi estar jodido por correr un par de minutos a un ritmo de 4'30" por kilómetro.

Termino los 15' de trote jugando con el control de velocidad entre los 10 y los 8 km/h. Me noto realmente cansado. El indicador de distancia me dice que casi he completado 27 vueltas (13,5 km).

Termino la jornada haciendo sesión de fuerza, aprovechando que estoy en el gimnasio. Hago 3 series de quince repeticiones de cuadriceps, 3x15 de isquiotibiales, 3x20 de glúteos y 3x20 de gemelos. Las máquinas de glúteos y gemelos son de las pocas medio decentes de un gimnasio decrépito y ruinoso. Pero la crisis obliga a priorizar en qué gastar los cuartos y supongo que esta 'zona de musculación' tendrá que aguantarse así otros cuatro o cinco años.

Estiro decentemente en medio de los pingüinos (puesto que es un gimnasio abierto a las pistas interiores, hace un frío glacial para colmo de confort), me cambio la camiseta que chorrea y me largo camino al Mercadona para continuar sufriendo. Pero esta es otra historia para otro foro.

Seguimos con un rendimiento penoso

El jueves se trata de hacer tres tiradas de 1500, 1000 y 500 metros a ritmo de 7', 4'40" y 2'10" respectivamente. Por supuesto con calentamiento de 25' y cierre de 10' de trote.

Empiezo a comprender la dinámica de los entrenamientos. Es como una revelación a la que doy mucha importancia. Creo que mi cabeza me está penalizando mucho las series y entrenamientos en general porque los 25' de calentamiento estoy forzándome para bajar de 5'40" y esa no es la función de ese tiempo de calentamiento. Decido, empezando este jueves, subir 5' el calentamiento, pero haciendo que los 5' primeros sean a ritmo de 7' (osea ... de paseo). Además, creo que a partir de hoy voy a desconectar el avisador de Runtastic para no saber a que ritmo estoy calentando los días de series y lo voy a dejar más libre, sin presión.

El día es mucho mejor que los pasados, no hace ninguna falta encerrarse en un gimnasio. Uso de nuevo el circuito junto a la Avenida de la Dehesa que tengo medido. Los 1500 son vuelta y media, y así sucesivamente.

Los 1500 los termino en 7'10". Me jode, porque no he tenido info durante la marcha del ritmo y debía haber apretado para meterme en tiempos. El tiempo lo he medido con el Suunto T4 pero no lo he ido consultando durante la tirada. Y el Runtastic no funciona bien en este tipo de entrenamiento. Voy a necesitar encontrar un buen sistema de control.

Los 1000 los hago en 4'50", y esto me vuelve a joder. En el Bosque, incluso con mucho mayor desgaste, he estado con mejores tiempos y sensaciones.

Pues para cerrar un mal día, a los 200 metros de la última tirada me salta el fusible y tengo que bajar a un trote cochinero. Ha sido realmente un mal día en el que la cabeza no me ha funcionado nada bien y tengo bastante miedo de 'enloquecer' y paranoiarme (especialmente por el sufrimiento físico que esto me va a provocar si pese a ello me obligo a correr).

Vuelvo a casa realmente jodido por el bache de rendimiento, pero estiro un poco y me subo a la buhardilla para cerrar con un poco de pesas: 3 series de 15 repeticiones de cuadriceps e isquiotibiales. Mi viejo banco de pesas es una mierda, pero es lo que hay. Antes de la ducha estiro con algo más de profundidad.



lunes, 10 de febrero de 2014

Se me acumulan los kilómetros sin meter en la bitácora!

No ha estado nada mal la semana.

Por empezar por el final, decir que esto lo escribo desde la calma que proporciona saber que he cumplido conmigo mismo, con mis compromisos, y que lo he hecho disfrutando del viaje. No me duelen especialmente músculo, ligamento o articulación de las piernas, y me siento (con el recuerdo de otros tiempos más plenos en lo físico) fuerte y capaz de llevar esta aventura hasta el final.

Jueves sopero

El jueves hizo un día jodidamente lluvioso en Torrelodones. No hubo posibilidad de encontrar una ventana para evitar el baño. Por ello me decidí a utilizar de nuevo mis Glycerin anteriores dándoles más vida. Salí a eso de las 13:00 con el plan de hacer 20' de carrera continua y cuatro repeticiones de 4' fuertes y 2' suaves para terminar con 10' de carera continua.

Buen entrenamiento, utilizando mi circuito de un kilómetro para las repeticiones (los vecinos de la zona ya me invitan a pasar y descansar charlando en su porche). Los cuatro minutos me dieron para 850 metros y los dos minutos para 200 más. Creo que fueron una buena base para el entrenamiento de hoy domingo.

Al regresar toda la ropa a la lavadora y las zapas al radiador.

Actor de reparto, el viernes

El jueves tarde recibo un correo para avisar que nos esperan el viernes a las 3 en el Jose María Cagigal para rodar un spot sobre los planes de entrenamiento. Inicialmente no lo consideré, pero como Esther me pidió que la recogiera por la tarde en Madrid, me decidí a pasar por el rodaje.

A eso de las 15:30 llegó Chema Martínez. Ni Felix no el resto del equipo habitual estaban allá. Y de los doscientos que podemos estar enrolados en los planes, sólo estábamos unos 25, todos con nuestras camisetas azulonas del grupo.

La tarde ventosa y gris, algo fría. Yo había supuesto que sería cuestión de correr un poco por delante de las cámaras y en media hora plegar. Me equivoqué. Allá que estuvimos repetición tras repetición en seis o siete localizaciones de la Casa de Campo, algunas de ellas junto al Lago. Dos cámaras se centraban en tomas detalles y los que allí estábamos en cumplir formalmente sus indicaciones. Gracias a las gente, que tiene una alegría y una voluntad digna de elogio, lo pasamos realmente muy bien.

Y como a lo tonto nos habían salido 50 o 60' de carrera, me planteé no correr el día siguiente (el plan exigía 1 hora). Así que el sábado me lo tomé festivo, acompañando a mis queridos veteranos del club Industriales Las Rozas en su partido contra los Alicantinos (muchos de ellos Argentinos) del Wondervra (-vra por veteranos-rugby-alicante). Un partido realmente divertido (que poco nos dejaron jugar estos pumas mediterraneos) y un tercer tiempo - como siempre - para disfrutar de la amistad y la cerveza del Flanker. A eso de las 17 me piré a toda leche a cumplir con mi otra apuesta en el CoderDojo del Medialab Prado.

Volviendo al temita del viernes, espero que pronto se pueda vez el spot y que quede a la altura del esfuerzo que pusimos en rodarlo.

Los miles del Bosque

El domingo se esperaba húmedo y frío (por eso se adelantó la grabación al viernes) y no defraudó.

Esta vez si llegué a tiempo para la charla de Chema de nutrición, pero la muerte inesperada y trágica de un antiguo corredor con el que todo el equipo responsable tenían gran relación hizo que se cancela la teórica. En su lugar guardamos un minuto de silencio y tras ello Félix nos anunció que el plan para el día eran "los miles del bosque".

Las "cuestas del cerro Garabitas", los "miles del bosque", la tapia, ... son para los habituales del running en la Casa de Campo lugares comunes que transmiten un sólo información geográfica sino también emocional. En este caso, los "miles del bosque" implican satisfacción, felicidad, sacrificio que conduce a algo superior, recompensa.

El "bosque" de Casa Campo es una plataforma en la parte más elevada del parque donde puedes correr en un circuito de cuatro kilómetros entre pinos. Es un lugar con mucho encanto, es el Santuario del Corredor (palabras de Chema). No creo que olvide nunca el sitio, es de esos lugares que dejan huella en la memoria y al que siempre querrías volver a correr y sentir.

Por volver cronológicamente al día, tras hacer los ejercicios de movilidad articular con Inés en el Cagigal, salimos bajo una finísima lluvia cruzando el paso elevado sobre la M30 hacia el bosque.  Como he dicho el bosque es una plataforma en la zona alta de la Casa de Campo. La subida serán unos 4-5 kilómetros, que se hacen algo duros si te planteas llegar con el pelotón de cabeza donde están los piernas que se harán la maratón en menos de tres horas. Sea como sea, llegados arriba las sensaciones son magnificas: ves mucha gente con el aspecto de velocípedo corriendo por entre los árboles, por senderos entre la hierba y las agujas de los pinos, y hay un ambiente reconfortante.

Ya bajo una lluvia de cierta intensidad nos despojamos del material de abrigo. Félix nos anuncia el plan. Los del grupo tres tenemos que hacer seis repeticiones de un kilómetro en 4'30-5' con 1' de recuperación.

Por no enrollarme en esto, consigo hacer las primeras 4 repeticiones en 4' 45" y las dos últimas en 4'55". Es duro cumplir y exigirse ese último esfuerzo, especialmente en las últimas, pero la recompensa es grande. La satisfacción que se comparte con todos los que allí nos juntamos merecería mil veces el dolor puntual.

Hay felicidad en el camino de vuelta, cuesta abajo. Vamos empapados, con salpicaduras de barro hasta la nuca, pero con una alegría que se respira. Esto habría que repetirlo muchos días.

La siesta que me pego tras una copiosa comida me deja relajadísimo. El fin de semana me ha regalado además con un partidazo de la Copa del Rey de Baloncesto, que gana el Real Madrid en el último segundo. Sin duda se puede pedir más, pero con que este fin de semana se repitiera una vez al año al pagaría una fortuna.






jueves, 6 de febrero de 2014

Martes de semana de descarga, qué risa!

Teóricamente estamos en una semana de descarga....pero no lo veo claro. Puede que sea porque el plan de hoy jueves sea más suave, porque sin embargo el martes no fue nada blando.

Salí a las 13:00, en lo que se supone era una ventana sin lluvia de un frío día de invierno. Realmente una suave llovizna, a ratos algo más fuerte, me acompaño en todo momento.

Plan: 65' de carrera continua sin desniveles fuertes. Por ello, me programé un circuito por el pueblo que apenas tuviera cuestas.

Dotación de invierno (2 capas más chubasquero) y mis antiguas Glycerin. Las suelas están un poco comidas por el exterior, pero si tengo que mojarlas bien, que sean estas y no las más nuevas. Tampoco me llevo el Galaxy porque el final si lo escondo para que no se moje, me voy a quedar sin GPS. Osea que el Suunto T4 simple apoyo para medir el tiempo.

No se qué distancia finalmente corrí. No tengo ganas de jugar a medirlo con Google Earth. Supongo que unos 11-12km. Disfruté muchísimo de correr bajo la lluvia y salvo los últimos cinco minutos, no sufrí por correr. Al final la periostitis me iba jodiendo y perdí un poco de fuelle.

Buen estiramiento (sin soax, o se dice psoas?) y a otra cosa.


martes, 4 de febrero de 2014

Primera sesión de fisio en esta aventura

Pues como se me ha puesto que quiero correr la maratón y soy obediente (casi siempre), ayer me fui al fisio.

Sesión de descarga de piernas. Especialmente la tibia izquierda (donde la perostitis ataca), las zonas de aductores y los gemelos de ambas piernas.

Me atendió Naia en el Centro de Bienestar de Sanitas en Pozuelo. Perfectamente. Se ayudó de algunos aparatos que desconocía: una ventosa para atraer mayor flujo sanguíneo a los tendones y una especie de lápiz con punta rotatoria para despegar los tejidos de la tibia. Mientras curraba, hablamos de kite surfing que ella practica y que Pablo y yo estuvimos a punto de probar en Tarifa este verano. Resulta que su pareja tiene una escuela allá, "Tarifa Obsession", que me ha recomendado. He aprendido que no cuenta tanto el equilibrio (que cada día tengo más perjudicado) como la destreza manejando la cometa. También he aprendido algunas cosillas que me podrían ser prácticas si finalmente nos apuntamos a probarlo.

Salí con las piernas mucho más ligeras y con la recomendación de usar hielo y un antiinflamatorio complementario, Traumeel. Además, según Naia, tampoco debo dejar de entrenar; no me libro de los 65' de hoy.

He dormido de pena, por el lógico malestar tras los masajes. Debí haber comprado el antiinflamatorio o haberme tomado un iburofeno. Lo he hecho esta mañana. 

Ha sido la primera visita al fisio para preparar la maratón, seguro que no será la última.

lunes, 3 de febrero de 2014

Cerro Garabitas y pasar por caja para abonar los excesos de la semana

Domingo, toca madrugar para correr. Salgo con tiempo para acudir a la charla de nutrición de Chema en el polideportivo Cagigal. Llego tarde por un accidente en la A6 :{

Hoy hay subidas al Cerro Garabitas de la Casa de Campo. Me entero nada mas llegar y los más elocuentes aseguran que estos son los días más duros en la programación. Félix lo confirma rápido: va a ser un día duro y largo. Y avisa que la semana que viene es algo más light porque después de tres semanas de carga iniciales toca una más ligera, pero advierte que nadie se haga el superman o acabará lesionado.

Veinticinco minutos de carrera continua con Inés y acabamos en el camino del Cerro Garabitas. Para mi grupo serán cuatro subidas de 1850 metros en 9'-9'20, con recuperación en la bajada (debemos bajar en 9'30").

La primera subida se me hace muy dura, y me quedo algo descolgado del grupo de cabeza con Inés. Creo que lo hago en 10' aprox. Al arrancar la segunda subida me da un viaje en la zona interior del cuadriceps izquierdo, pero a los cien metros parece que no va a más y termino de subir, otros 10'. La tercer subida me sorprende por lo bien que la termino. Sin embargo, como en las bajadas noto un poco de molestia en el cuadriceps y me encuentro a Félix abajo, se lo comento rápido antes de subir la última cuesta. Me pide que no la haga, que cierre con diez minutos de carrera continua y que me vaya a ver a la fisio. Me jode un poco bastante porque el día es maravilloso para correr y me hubiera gustado terminarlo todo, pero no quiero riesgos.

Cuando llego a la sala de fisios están Esther y Álvaro atendiendo a seis compañeros. El malestar del cuadriceps va en aumento a medida que me voy enfriando. Cuando me atienden me quitan el miedo que me estaba entrando a una lesión: parece ser que es sólo una sobrecarga del isquiotibial-aductor mayor. Me piden que me ponga hielo y que estire aductores y cuadriceps 'de todas las maneras posibles', que esta semana vaya a un fisio que me relaje las piernas en profundidad, que corra en llano (puedo mantener el programa), que los días que no corra que fortalezca abdominales, y la semana que viene comenzaremos a fortalecer el vasto interno, aunque no lo tengo demasiado mal dicen.

Con la tontería, no he estirado después de la práctica. Tampoco tendré tiempo de ponerme el hielo antes de las 22h, y los 'estiramientos posibles' del cuadriceps prácticamente se convierten en imposibles (hay uno que me recomendó Esther que debe ser para contorsionistas de circo). Por todo ello hoy lunes me he levantado agarrotado y dolorido. Estirar el día después es mucho más jodido, deberé recordarlo. Pero todo sea por la maratón: confío en mejorar antes de la práctica de mañana martes.

Antes de escribir esta crónica he hecho mis series de abdominales. Ayer aprendí de Álvaro que no es bueno hacer abdominales el mismo día que se corre: son ejercicios que trabajan de forma distinta y no aporta nada o es inconveniente simultanear. Curioso porque los planes de NikeRun que use el año pasado aconsejaban abdominales diarios!. Ojo, después de hacer abdominales hay que estirar la zona. Debo consultar si las dorsales que hago me valen de estiramiento.

Otra cosa a recordar: se puede estirar antes o después del hielo, pero si es después, hay que esperar quince minutos tras la aplicación. El hielo se debe poner diez minutos, y puede repetirse la aplicación cada dos horas.

También he aprendido que las sesiones de pesas deben hacerse después de correr, no antes. También curioso que otras personas me lo habían aconsejado justo al revés! No sé, supongo que la vida es así siempre, si te fías de todo el mundo acabas desorientado. Mejor que acertar en algo es encontrar en quién confiar siempre. Desgraciadamente yo ahora estoy en la duda.


Gozos y sombras para comenzar fin de semana

Final de otra semana de carga.

El sábado tocaba 1h35' de carrera continua. Salgo de casa a las 12:30, preparado para el frío y con una leve idea del trayecto a realizar. La improvisación me había resultado letal hacia dos semanas, al meterme por los toboganes de la carretera del Pardo. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza...Se demuestra que soy hombre, y jilipollas!

El trayecto resulta muy bonito. Aquí lo copio. Por la noche me había soñado a mi mismo corriendo cual gacela por las cuestas de los senderos al oeste del Canto del Pico, así que tiro para donde el martes: carretera de Hoyo de Manzanares para arriba y entrada al campo por la zona protegida de los humedales. Según me meto en los senderos hago un intento por estirar el ritmo cuesta arriba: frustante. No desfallezco y decido estirar lo más posible por senderos, por lo que corro por las veredas en dirección a Hoyo-La Berzosa. La subida es durilla pero se lleva bien. Luego algo de descenso por zonas irregulares y cruzar Hoyo para pasar a la zona sur y volver por el camino de Navalvillar.
Bonito trayecto del sábado. Aqui todos los datos.

Una anotación a registrar: los repechos en subida se me dan estupendamente, subo como un tiro. Las subidas prolongadas me cuestan bastante en cambio. Las bajadas a partir de un cierto desnivel me sientan mal y si hay que ir como las cabras, saltando pedregales, mis piernas se quejan amargamente, en especial las dolencias tibiales y de abductores. El día siguiente - ayer domingo - lo pagaría.

Cuando llego a la carretera del Pardo, me doy cuenta de que me he equivocado en al menos un par de cosas: una, que el tiempo no me da para llegar hasta casa corriendo (a la hora y treinta y cinco me faltarán dos kilómetros para llegar a casa, los hago andando a ritmo rápido), y dos, mucho peor, que los toboganes de la carretera del Pardo son muuucho más jodidos en dirección a casa. Afortunadamente, el tiempo caduca a mitad de la subida más cabrona, lo cual me da la excusa moral suficiente para dejar de correr :)

Llego a casa a las 14:20 muy cansado, pero estiro adecuadamente (salvo los soax, que me los disculpo).

Nota simpática: No he encontrado jabalíes, pero me he cruzado - en el camino de Navalvillar - con un tipo subido a unos medio-patines-medio-esquies-de-travesía de medio metro que iba haciendo senderismo sobre ellos. Me ha parecido un deporte curioso, y sospecho que debe ser duro además. Y con el viento que hoy había debe haberlo pasado mal el hombre. A indagar qué es esta práctica!

Sensaciones del sábado relativamente buenas, aunque debo mejorar mucho las cuestas largas.

jueves, 30 de enero de 2014

Entrenamiento de calidad

Hoy he tenido, por fin, una gran sesión de entrenamiento; quality at last!

Buen día, frío y algo ventoso pero soleado y agradable. He salido a las 12:35. El plan: 25 minutos de carrera continua, y una serie de dos repeticiones de 10' en k2 con 2' de recuperación, para terminar con 10' de carrera continua.

El trayecto elegido es una variación del clásico por Torrelodones Pueblo de forma que los 25' terminaran en el circuito de 1 km que tengo medido. Como me he dejado el cronómetro - el veterano Suunto T4 - en casa, he tirado hasta que ha saltado el aviso de 5 km, ya cerca de los 28'.

Las dos repeticiones de 10' han sido duras. El target k2 eran 5'/km, y aunque no he llegado me he quedado muy cerca. La segunda repetición ha sido jodida, pero al terminar las sensaciones de mejora eran excelentes. Los diez minutos de carrera continua para terminar han sido muy placenteros curiosamente.

Notas de los datos en Runtastic: FC de pico han sido 184 pulsaciones - tendría que revisar mis datos, otra vez!

Sección lesiones: No me he vendado fascias ni he usado medias de compresión. Los estiramentos se demuestran la mejor prevención para fascitis y espolón. Sin embargo la tibia da un poco el coñazo y hoy ha sido especialmente molesto el abductor (de hecho, estoy algo preocupado porque esto si que no tiene cura más que con descanso).